Correr por un parque lleno de césped verde (de que otro color si no) y que de pronto te apetezca acostarse en el y olvidarte de todo. Tú estás cansada y le dices a tu amiga; "tía, tirémonos en el césped , ella no te contesta y sigue corriendo, un hombre desconocido te dice: "Porqué no lo haces? Nadie te lo impide" y te das cuenta de que tienen toda la razón del mundo, en cualquier momento puedes rendirte, parar, detenerte. Tu amiga puede continuar sin ti. Pero resistes a la tentación y continuas corriendo porque quieres superarte a ti misma, quieres seguir hacía delante y no detenerte por tener la simple ocasión de hacerlo.
... Y parar sólo cuando tu corazon te lo indique.
ResponderEliminarO cuando te falte la respiración, eso depende. JAJA
No, ya enserio, me gustó tu entrada. Tienes razón, tenemos la opcion de detenernos cada vez que iniciamos algo, pero... ¿Y sí podemos seguir aún más, por más tiempo?¿Por qué parar?
Besos!
-Por cierto, regresé al blogger jaja, no sé si te quieres pasar por mi blog-